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Donde la moral de aquel que juzga.
Atrévete a juzgar al otro…
cual si fueras puro, santo e impoluto,
mientras comes tu plato de comida
y escancias el vino de tu suerte,
atrévete tú a decretar la muerte,
esa muerte en vida del que sufre…
Y atrévete a juzgar vehementemente
a todo aquel que compartió su fruto,
su pan, su techo su sapiencia,
y escupe tu veneno endemoniado,
destruye todo lo que fuera dado
con amor de hermano al que menos tiene.
Atrévete porque tú…tú si que puedes…
se puede, pudieron y pudiste…
y ahora tú observa si es que puedes…
que el otro ya no tiene y está triste,
tal vez es el momento de que aceptes
que en ese otro tú te convertiste…
tal vez…si eres justo hoy comprendas
el daño que al mas pobre le infligiste.
Ahora fíjate lo que sucede;
antes tenía el pobre y tú te le crecías….
ahora el pobre ya no tiene nada …
y tú tampoco lo que ayer tenías,
que en estas vueltas , las que da la vida,
no eras tan rico como te sentías
y ahora sufres por creerte tanto
por ese cambio que tanto querías…
mientras el pueblo ahora se empobrece
y a tantos pobres se les va la vida,
Tú echas culpas y como Pilatos
te lavas las manos por tu cobardía.
Donde la moral de aquel que juzga,
que sin ver nada todo da por hecho,
Y a los ladrones de guantes blancos
todo le perdonan cual decreto,
que un rico no roba y le conceden
de seguir robando en su provecho.
Autora Alicia Almeida*Diluz