Raúl Daniel

A María Estela Riquelme De Miranda

A María Estela Riquelme De Miranda

 

Cuenta una leyenda de un país lejano,

que Dios hizo a los hombres con sus propias manos;

que, terminada la obra (sin darse cuenta),

había ocupado hasta el último pedazo de materia.

 

Recordó entonces (tarde) que le faltaba una tarea,

y ésta era la de crear los artistas,

por lo que mandó buscar en un lejano planeta,

los necesarios elementos para la tal empresa.

 

Se apresuraron los ángeles, cruzaron las galaxias

y acomodaron la carga en veloz cometa,

unas estrellas fugaces completaron el transporte

de los preciados elementos que Dios les requiriera.

 

Con luces y colores, con silencios y chispas,

con distancias infinitas (jirones del cielo),

con esos materiales, a nosotros, los artistas

(más un montón de esperanza), fue que nos hicieron.

 

María Estela Riquelme de Miranda,

me detengo un momento y estos versos te escribo,

tú compartes también varios de mis sueños,

y hoy vemos esos sueños (en parte) cumplidos.

 

A veces los hombres (que se hicieron con barro)

no comprenden la dimensión del mundo nuestro,

pero les llegue o no el mensaje, está claro

que continuaremos haciéndolo hasta el final de los tiempos.

 

Tal vez no logremos ser famosos ni ricos,

pero completamos orgullosos el mandato divino,

los rostros radiantes, plenos y festivos,

¡con la antorcha en lo alto y el fuego encendido!

 

Hermana, te dedico estos versos triunfales

y en nombre del Yo Soy ¡te beso y te bendigo!

 

 

María Estela es la esposa de un amigo mío (Pedro), ella es poetisa y dibujante, como tal ilustró mi libro llamado “Historias Desquiciadas”, cuando éste se editó le obsequié un ejemplar con el presente poema como dedicatoria. Hoy lo quiero compartir con mis amigos de Poemas del Alma. Gracias por leerlo, sus palabras también van para todos ustedes.