Te di todo lo que un hombre puede dar a una mujer:
Cariño, amor, protección
Más tú no correspondiste este amor puro y claro,
Y un día te fuiste. Me dejaste, solo, como polvo olvidado.
Como rama seca.
Fuiste ingrata, mujer, ¡Fuiste ingrata!
Y ahora ¿En qué fardos guardo los mendrugos de tu amor?
¡Cómo aliento las velas de la vida!
Hoy lloro y sufro, mi condena
De haber amado, a una mujer,
que no valoraba mis nobles sentimientos.
¡Sí! pesó más el dinero. La cartera llena.
Y volteaste la cara a uno que tenía más que yo.
Me despreciaste por ser pobre.
Pero ¿Sabes mujer?
Nunca encontrarás amor que con sus monedas,
te dará el amor puro que te di.
Nadie te amará sin condiciones como yo.
Nadie te contemplará en tantas miradas infinitas de amor.
Nadie jamás sabrá amar tu alma, como yo.
Y hoy en tu sofá, lloras tu amarga suerte.
Ese por el que me dejaste, a la ruina se fue.
Hoy perdiste el oro y el amor.
¡Que pena mujer!
Pues conmigo hubieras tenido mucho amor.
Y con mi trabajo honrado,
hasta ese oro, estaría a tus pies.
¿Ves, amor?
El mundo a veces camina al revés.
Lo que parece oro, a veces no lo es.
¡Adiós ingrata mujer!
*Autora:Edith Elvira Colqui Rojas - Perú