Quería que un día tu fueras
aroma de flor en cada mañana,
y yo el jardinero quien cuide
el perfume de tu amor.
Amarte eternamente,
y llamarte mía
hasta el fin de nuestras vidas.
Tú muy feliz a mi lado,
de que yo sea tu amado,
espero inultilmente tu llegada,
si vinieras,
fueras eternamente mi amada.