Ya están aquí, se
pueden sentir, si,
son los tiempos de poesía,
han llegado de nuevo
¿recuerdan poetas? esos
tiempos de poesía, los
que mueven a la pluma
sus versos escribir.
Esto ya no es algo del
yo o del tú, no, es algo
más completo y más
delicado, son las antinomias
de la vida, del movimiento,
esas que trae el cambio.
Esas que parirán a sus hijos,
el cambio de un mundo nuevo
vienen del dolor del
pueblo, llegan del espíritu
inquieto y esta es una
necesidad parecida al
hambre en el cuerpo.
Yo pregunto: ¿cómo se
quita? y contesto; comiendo...
les explico de nuevo, los
parteaguas, son
contradicciones acumuladas
en la vida e historia de
un sistema económico-social
(o/y) de acontecimientos fenomenales,
es el momento más bello y por
lo mismo, tenebroso y oscuro
en el tiempo, es donde el futuro
y el pasado se junta e inicia
un periodo nuevo;
!poetas! no nos equivoquemos,
somos del pueblo y a este
debemos cantarle. El amor
eterno podrá esperar, el dolor
que la pobreza encierra
es quien se debe de
acabar, nada pasará, v.gr,.
que yo dedique mi amor
a la mujer que amo,
ella ya lo sabe y si no
lo sabe, se lo diré mañana
y por ello
digo, seamos como
los filósofos, pero esta
vez, dejemos los problemas
fundamentales del
espacio y el tiempo,
del espíritu puro,
das Ding an sich o
incluso, el de la razón pura y
ya ni hablemos del universo
y de su expansión en el
tiempo y espacio;
hablemos de la
\"vida inmediata\" de la vida
actual, en la que no
necesitamos ni la
lógica proporcional, ni
la lógica dialéctica; sólo
digamos, por decir así;
la razón humana, usemos
eso para decir; ¡basta
no queremos más pobreza!
que vengan las cucharas,
que vengan las sopas,
que vengan los lápices
y las libretas, los niños
tienen hambre en el
cuerpo y un hueco en
el espíritu, perdón, en
la cabeza. ¿Me entienden
poetas? hay hambre en el
Mundo y pobreza en el
planeta Tierra, qué si el ave
está muriendo, qué si
el Sol o Apolo está muriendo;
también los niños morirán
de tristeza; nadie es feliz
cuando hay hambre en el
cuerpo y pobreza en la tierra
¡paz, pan y justicia, clamemos!