Miro en silencio, mi sombra bajo el sol ardiente,
Veo mis manos, la piel destrozada por el fuego,
En la arena se proyecta mi alma doliente,
Y en mi corazón se encuentra el sepulturero.
En el pecho solo un enorme y vacío hueco,
Por las venas ya solo cenizas corren,
Y el alma, llora en lúgrube y cansino duelo.
No hay lamentos, no hay quejas, solo silencio.
No hay dolor, no hay lágrimas, solo silencio.
No hay rencor, no hay odio, solo silencio.
No hay recuerdos, no hay un te extraño, solo silencio!
Vacía está la sepultura, las cenizas se las llevó el viento,
El alma anda errante, buscando al corazón quedo.
Ya no hay música en el aire, ya no florecen los cerezos,
La naturaleza ha muerto, el mundo está estéril y seco,
Los mares están vacíos, vacíos están los cielos,
Y solamente estoy yo, atrapado en un infinito silencio...