Mi pecho se consume tras la manta,
evito que mis ojos queden ciegos
al ver como tu nube se agiganta
dejando triste sombra en los espliegos.
Me asusta el musical de tu garganta,
mas sigue mi polémica y apegos:
¿Qué Vesta tu postura solivianta
al punto de apagar todos tus fuegos?
Me acosa el huracán de tu despiste,
ni el Sol que nos besara aquel verano
prendió tus besos. ¡Ay, te evaneciste…
así cual las espumas o el vilano!
¡Parece que mis versos no entendiste
ni el lirio que te di con fe en la mano!