Noches de insomnio,
noches de recuerdos de la juventud
y tu,
un primer beso,
su calor despertando emociones,
congeladas en remembranzas maravillosas
Nuestros esperanzas tejidos de margaritas
robadas,
olvidamos que eran a veces quiméricas,
cautivadas en carámbanos en celo,
puestas en libertad una por una
en gotas de fundentes prismas
en luna llena
Te vi por casualidad
en el crepúsculo,
tu silueta miraba la marea baja,
temía tus reproches
o tal vez mi propia vacilación
me abstuve de entrar tu mundo,
por no perturbar nuestro sueño de amor