Verte salir
Quedaste sola en ese patio sin rumores de voces,
la casa abandonada fue tu único paisaje visible,
un paredón fuerte y alto impedía ver más del mundo.
Horas y años de soledad te hicieron grande y surgió
un sueño posible, escapar de ese límite de ladrillos
y ver más allá de la rutina.
Día a día la debilidad del cemento se hizo grieta.
Todo llega con septiembre en el cuerpo.
Manos con espinas alcanzan la vereda
y llevan tus rosas hasta la gente que mira sorprendida
un rojo intenso que sobresale del gris.