Alegoría del arte (1690-1694), de Sebastiano Ricci.
EFECTOS
(otro complejo ejercicio…)
Avanzar -templados céfiros, radiante
atmósfera, aves o destellos de luces
al paso, despejados atemperados cielos
azules de belleza inmediata- sobre rocallas
y glorias, sobre grandiosos escarpados
donde queda el aliento clavado; volar
o corretear alturas, remontar y culebrear
cielos y limbos en pos de atrevidos
espacios de ilusión... La vida, fragancia
del universo envuelta en un abrazo
de nubes, se crece en el aire acrobático
del instante complaciente, que diáfano,
inusitadamente, te revela...
Sentir, en la edad amarga de los silencios
acrecidos como tumbas, donde la tierra
se hace árbol, leña y fuego, y el ímpetu
hollín, humo y ceniza, el empuje -tenaz
y fugaz relámpago que atraviesa
de una ofuscación a otra la riente claridad-
de tanto vuelo revuelo electrizante,
en el retorno al origen de la parte infinita
de amor ilimitado que me corresponde
al mirarte.
Desnudo desplome de la nada de donde
surgen las emociones, y el adagio
que feliz sonaba muere inexplicablemente
silenciándose todo para siempre.
Altanera, sutil muerte amarilla cargada
de fúnebres nupcias. Muerte que se mira
en nosotros –maliciosa, silenciosa, descarada
y sañuda- desde el otro lado del asombro.
La noche, amarga de silencios y de sueños
difusos y prolongados, con sus imágenes
atónitas, entre brumas me confunde.
Aterrado estoy ante los efectos sobrehumanos
de tanto querer sorprenderte; altanero,
ardiendo en amores, requerirte, abrazarte,
retenerte...
Ante tu mirada, el caos se vuelve
universo:
emprender juntos el vuelo, y volar…
Contenido simbólico:
hado, vida o duda,
estrella, alas, humo, tiempo; destellos,
luces, alegre ebullición de soles, ilusión...
Ámbito poético:
sigilo, fáustico misterio,
voluntad de libertad...
Lo fugaz retenido.-2006
©Teo Revilla Bravo.