Y no teniendo espacios
El tiempo del alma
Dobla ella un recodo
Sin embargo
Una esquina cualquiera de su tiempo
Allí estaba el imprevisto vuelco
La pequeña marca del caos
El vuelo que levanta la piedra
El peso inexplicable
Que trae el ala a tierra
Vamos
Bájate de tu tamaño
Alma mía
Desnuda estás
No hay oropeles ni carmines
No hay ilusiones incumplidas
Allí solo hay
Una figura que avanza
Descalza, como debe ser,
A encontrar su rostro