La desnudez...
se desploma impertérrita
ante la imparcialidad
acomplejada...
de la acacia desprovista
de epicúreo enredo.
¿Qué es la vida
sino un abandonado castillo
de miseria,
ante la masa...
ascendente y coprofágica,
de la orilla disonante
del absurdo
en que se mira... ?
Entre versos
enmohecidos de abandono,
se instala...
la bipolaridad subyacente
de la insana atmósfera
de la tarde...
asaetada...
de homérica fragancia
en la paupérrima,
exquisita...
y etérea desnudez,
de la desunida
concurrencia mitigada,
por el labio lacerante
de la tarde...
en que se anuda,
¡ Dinero... !
maldito espejo
circunflejo
de ángulos mistéricos,
donde el hombre transcribe
el insomne...
impuro y absurdo,
pacto delirante
desprovisto...
de injusta esquizofrenia,
entre absurdos
lacerados...
de orgullo primigenio,
adornados de cariátide
indiferente...
y asaetada de impúdico
y público desaire...
ajado... y triste.