Estás allí:
siempre presente,
y sabes que el botín te pertenece.
Dispones del tiempo exacto
para acechar a tu presa;
con certera precisión
a todos nos tienes inscritos
en tu inexorable agenda.
Por ello eres la negación de todo.
Sí, tú, parca, finalmente:
¡con nada te quedas!
porque terminas
convirtiéndote en alivio:
¡para muchos, que son la mayoría!
O simple y llanamente
acabas cumpliendo
con tu inveterado ciclo:
macerar los cuerpos
para que exhalen
sus áureas semillas.
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino