Allí,
a la orilla del camino,
tenías como compañera
la soledad.
Tu ropaje
era la tristeza.
Te vi,
desde mi carreta
cargada de sentimientos.
Te aceché
como un ladrón,
hasta robar tu amor.
Descubrí el ser
que se ocultaba en tu traje
y me atrapó con ternura.
Ahora,
eres el punto mágico
que atrae mi sentir más puro
y hermoso.