me gusta caminar en las montañas
disfrutando de la paz y soledad…
recreando la vista en el paisaje
que se extiende en la azul inmensidad.
Escuchar el sonido de las aguas
de un naciente y puro manantial,
que recorre lentamente la pendiente
susurrando una melodía sin igual.
En los días brumosos del invierno
en que cae la lluvia sin cesar
aspirando el aroma de las flores
que dejan su perfume celestial.
En las horas melancólicas y tristes
en que vago sin saber adonde voy
observando la belleza de la tarde
que se oculta lentamente con el sol.
En las noches en que miro las estrellas
que brillan con su mágico esplendor
y viajo perdiéndome en el tiempo
a ese mundo de luz y de color.
Y dejo que fluya el pensamiento
meditando en quien soy yo…
un ser solitario en este mundo
que no entiende de la vida su misión.
Vagabundo en espacios infinitos
esperando la eterna transición…
¡De la vida confundiéndose en la muerte
sin saber el motivo y la razón.¡