Ya la indecencia llegó
a los extremos más densos
y al numen en retirada:
¡puso por caminos yermos!
Habremos de retornar
incluso de los infiernos
porque nadie nos impone:
¡el olvido ni el destierro!
Desde las mismas antípodas
una senda nueva haremos
para estar por fin de vuelta:
¡hasta que el juego ganemos!
Un abrazo con la vida
inefable sellaremos
y al genocida y apátrida:
¡pagar las deudas veremos!
Las entrañas de la tierra
darán por fin un bostezo
para expulsar de su seno:
¡a quienes ayer la hirieron!
Podrán descansar tranquilos
los vivos y hasta los muertos
porque habrán muchos pupilos:
¡con los sentidos despiertos!
JAIME IGNACIO JARAMILLO CORRALES
Condorandino