Me zambullí en sus aguas turbulentas
de turbias marejadas caprichosas
las espumas balbucían clamorosas
por el arribo de una nueva tormenta.
Místico, Río de las Mariposas
caudaloso serpentéas la Cañada
alimentas con el Limo a tu amada
para hidratar su desnudez de moza.
Tus aguas mocas, disuelven a las rocas,
la erosiónan al rítmo del Danzón.
La piel de las Lutitas Bermellón
crepitan de emoción cuando te alócas.
Por ósmosis exítas y, si tocas
a uno de mis Yos. ¡ el audaz Asceta !
que con una visión ultravioleta
observa el escenario con tres ojos,
a las pétreas columnas de Lechos Rojos
que serán polvo cuando muera el Poeta.