Entrelazando mis manos,
observando la banqueta.
La cuál se torna como pantalla,
empiezo a recordar...
La notas de tu piano,
comienzan a sonar,
mientras me dejo llevar,
en el barco imaginario,
transporte, que de estar
en mares negros,
termina por llevarme al universo.
En cada estrella,
planeta,
galaxia,
nubes cósmicas...
Odas del universo,
que sin decir nada,
lo dicen todo.
Sus colores psicodélicos y formas
inusuales... catatónico quedé...
Pasando entre reminiscencias,
mirando el mástil,
que lleva tu bandera.
Los colores del amor,
que extrañaba ver.
¡Ver y sentir!
Aunque solo,
vas conmigo.
Liberas tus alas color plata,
esparciendo lienzos expresionistas.
Mi vida se consume,
en lo que veo como,
aún teniendo alas,
parece, como si nadaras en el universo.
Los faros de Urano,
me sirven para guiarme,
¡columnas sagradas!;
surcar tus universos,
tratando con impaciencia,
anclar, en algún puerto,
donde mínimo, tu aroma persista,
no como recuerdo,
sino como una pista,
de que estuviste reposando ahí.
Y de verdad,
es que no hay nadie como tú.
Salté de aquél galeón cósmico,
y no caí, florecí,
nadé y nadé.
Al secarme las estrellas, el néctar divino,
escurría mi cuerpo. Plantado en Antares,
donde su fuego, no me calcina.
Me motiva, me susurra.
¡La desmesurada pasión me vuelve loco!
Es que, me haces tanta falta,
ya que al estar cerca de tí,
aunque no pueda alcanzarte,
¡oh bella sirena astral!
Me pierdo, en tu manera de nadar,
gozar y brincar en las aguas de Dios.
Inasequible, pero visible.
¡Terror supremo!
¿De que sirve gritar en el universo tu nombre,
si de todas maneras nunca voltearás? y
aunque lo haces en efímeros momentos,
y ves mi barco, lo ves abandonado,
no ves tripulante.
Sí supieras de que aquí voy yo,
persiguiendo por eones,
la virtud de tu amor.
Tal vez todo cambiaría.
Ya no puedo decir de que sueño despierto.
Estoy completamente convulsionado,
en ilusiones transitorias que me acercan a la muerte.
Pero en éste éxtasis fatalistico,
alucino, lo que siempre he querido,
anhelado y soñado.
¡Pondérate hombre!
Sin embargo,
mis rugidos no pueden contenerse.
Con los ojos entre abiertos,
extiendo mi brazo derecho.
Señalando con mi dedo índice,
la estela que has dejado,
en los firmamentos.
La luz de mis ojos,
va desapareciendo,
y aquella fantasía real,
se va esfumando.
¡Oh! De verdad, no hay nadie como tú,
que mi corazón reclame como suyo.
¿Cómo he de poseer un alma, sí ni la \"mía\" es
propiamente mía?
Déjame soñar,
que el veneno de la esperanza,
se inoculé en mis entrañas.
Donde los nidos de arañas,
permutaron ya mi corazón.
Eres todo lo que siempre soñé...
¡Aun estando en el infierno!
Moriré, sin que sepas,
todo el amor que por tí,
en algún universo paralelo,
en cuantiosas porciones eternas,
te brindé.
No hay nadie como tú.
no la hay...
Por favor, no respondas,
solo sigue surcando tu destino.
Como un Argos, un héroe,
un héroe de leyenda... *
Solo, deseaba, que, de alguna forma, paradójicamente lo supieras.
BL.
*Héroes del Silencio.