Las orillas nuevas
Caminar por las orillas del río amigo
ese que conozco y me conoce por tantos años
es encontrarse con espacios nuevos
nunca vistos...que las aguas rápidas
del último invierno transformaron
en paisajes renovados, desconocidos,
inventados por el agua
y pintados por el tiempo...
Ya no está el tronco oscuro
que tendido sobre el remanso lento
nos permitía ver hasta el fondo azul,
casi infinito de la profundidad del cristal del agua
que cantaba canciones de amor por las mañanas
cuando los primeros rayos acariciaban
los lechos del río dibujado entre los árboles.
Hoy solo quedan ramajes viejos confundidos
y cubiertos por restos húmedos y negros
arrastrados por el agua
que formaban rápidos en invierno...
Solo queda en el entorno,
el viejo maitén silenciosos
resistiendo el tiempo.
Con sus curvadas espaldas
contemplándose en el espejo del agua
esconde su rostro con sus tesoros amarillos,
sus hojas redondas, como monedas de oro
que las descarga al lecho
cuando las pequeñas brisas
juegan en las templadas tardes...
El pasado invierno ha hecho estragos
con sus torrentes de terror y ruidos infernales,
ha cambiado el rostro y las orillas
del río amigo que conozco y me conoce
por tantos años...