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Desatas una furia,
aquí sin límite,
y con libre pensar,
sólo pense mas en ti,
cuando llego un minuto con velas,
en plena habitación,
como una noche en derroche,
y el color de la pasión es el rojo,
ardiente como el fuego,
lleno de calores excesivos,
y en silencio hacer del amor cenizas,
y ya tan frías,
quedar en tus brazos,
hasta llegar el otro día,
cosechando trizas en el corazón,
y desatas un torrente de sal,
en un mar tan oscuro a media noche,
que queda solo un puerto seguro,
y son tus manos calientes como el fuego,
que condensa mis fríos,
como una opaca luz,
en medio de la habitación donde duerme,
aun la espera a despertar,
mis ojos llenos de pasiones,
si el color de la pasión,
es tan rojo como el de la manzana del pecado,
como el corazón enamorado,
como la sangre pura de mis venas,
si en el destino,
es tan continuo como el principio,
del invierno en que te amé,
con ese frío en el corazón,
sin saber si sí o no,
pero, yá yo me entregué,
en un tiempo en que no dije más adiós,
sino que me quedé aquí,
entre el calor y el frío,
que me das,
y estoy donde estoy en el mismo lugar,
porque tú y yo,
nos amamos con el mismo coraje,
de antes y con un después…
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