Si te oigo, el tiempo se vuelve rápido,
se vuelve lento, se vuelve aire
que en el corazón abraza los latidos
como si volviera a abrazarte.
Como si en ese instante mágico
me alcanzaran tus manos con tu voz,
y entonces saliésemos caminando
por este jardín tan lleno de sol.
Es como si al oírte respirara
tus besos, tu sonrisa, tus abrazos,
como si me viera en tu mirada
porque es como si te estuviera mirando.
Es como llorar y sonreír como un niño
por dentro y sentirte sin soñar,
y al mismo tiempo soñar contigo
como si estuvieras aquí una vez más.