Soy más suya que mía.
Mi sonrisa le pertenece, mis besos son de su posesión. Hasta mis ojos él se ha ganado. Mis pensamientos son suyos, incluso mis más profundos versos ahora son sobre y para él. Ha tomado mis momentos cálmos y los ha cambiado por recuerdos insurgentes. Se llevó mi frío, mi soledad y mi tristeza y a mis demonios durmió con mil caricias. Mis emociones condimentó y moldeó a su merced. Revolucionó mi perspectiva y enamoró mi sangre. Encarnó felicidad en mi gélida alma, y ahora estas nuevas ansias de vivir también cultivó. El significado de mi existencia tiene su nombre por doquiér. Le ofrezco al infierno cada respiro y latido que mi corazón no dé junto a él, y que ardan en las tinieblas hasta reducirse a cenizas. Y juro en nombre de mis más rebeldes deseos y secretos que suya siempre seré.