¿Por qué esa sombra en el ánimo
ese callado grito que corroe mi corazón?
Yo me rebelo contra la amargura
y le digo:
\"Por ahora tienes tu minuto feliz\"
Ella me dice: \"No, no me hables
imponiéndome esa palabra,
sin sentido\".
Y me deja la amargura
con mi propia rebeldía a cuestas.
¡No soy yo acaso un espíritu inmortal?
Sí.
Entonces vienen unos ángeles
y me llevan a los portones de la ciudad.
¡Ah... escucho los coros celestiales
y mi alma reconforta!
Oigo de cerca la voz del maestro
y me dice:
\"Ven a mí, deja tus amarguras
en mi costado, y yo te saciaré
con la misericordia bendita
que mi Padre ha preparado
para todos los que quieran su reino\".
Yo reconozco esa música
y mis lágrimas se transforman en alegría.
E.D.A