Poeta sin alma

Fragancia

El aroma que hoy me llegó huele a tu vida,

en ese aroma te arropas cuando me hablas,

ese aroma eres tú, flotando en mi aliento

que se desborda en tonos y palabras.

Ajena a la presencia del gentío,

leve, aterciopelada,

caricia al olfato,

como si un beso me tocara el alma.

Más que aroma es susurro,

brisa que se columpia entre las camas.

Posee intimidad de noche clara,

afable placidez de luna llena.

Te olería al decrecer las luces

de las tardes de otoño bronceadas;

te sentiría sin interrumpirte

hasta nacer la aurora sonrosada;

te escucharía, la mirada fija

en tus ojos de sombra, que descargan

nuevas fragancias, a las otras paralelas,

no por distantes con menos resonancia.

Tú eres tu aroma, que roza mis mejillas,

que estremece mi espalda,

que me penetra suave, lentamente,

como en el surco profundiza el agua.

Imprégname, que te siento,

que tengo más de ti en cada palabra.

Y fuera, en el jardín, tiembla la noche,

se enmaraña la lluvia en las acacias,

y el viento trotamundos

pretende entrar, llamando a la ventana.

Todo tan cerca, la tiniebla, el ruido,

el fresco aroma de la hierba, el agua,

todo tan a la mano, y tú tan lejos,

solo conmigo yo, con tu fragancia.