Una tarde te vi desde el cerro
caminando junto a las olas del mar,
jugando con tus pies sobre la arena
y en tu voz un hermoso cantar.
Las olas silenciosas descansaban en la orilla
para escuchar la voz celestial,
las gaviotas felices danzaban
al ritmo de la música orquestal.
Un sol radiante te acompañaba
tus manos recogían tu falda,
para no mojarla con el agua
cuando recogías hermosas esmeraldas.
Tus besos lanzabas al cielo
por piedra que encontrabas,
las adornabas en tu cuerpo
con gran suspiro de amor las adorabas.
Yo, te seguía con la mirada
escuchaba tu risa melodiosa,
tu voz suave me enloquesía
tu voz a cada momento mas hermosa.
Las olas del mar danzaban dulcemente
abrasando tu piel con delicadeza,
la brisa cálida y suave
robaba con locura un poco de tu belleza.