Mis lágrimas fueron el sufrimiento
por el secreto de una noche oscura
recién llegada de la desventura
que esperó callada en el firmamento
para arribar hasta mi sentimiento
con su sabor perfecto de amargura
donde los celos de una estrella impura
le abrieron camino a mí desaliento.
Por mis rachas crueles de amor sediento
encendió la chispa con un gran ruego,
mas no comprendí, cual era su juego.
Pues buscó junto al mar y sobre el viento
a mi ser desolado y sin apego
para abrazarlo en un gélido fuego.