Del oro que peinaba tus cabellos
Un lucero bruñido te envidiaba,
Cogía los reflejos tus destellos
Al monte que natura te escoltara.
Al río que del agua no se acaba
Unidos en la blanda de los cuellos,
Inhiesto los colores que pintaba
Barnices son tus pieles lo más bellos.
Anclados en las piedras como sellos
Quedaron esos peses que volaban,
Metido en los rincones los resuellos.
Se oía entre las piedras que lloraba
La ninfa de la tarde en atropellos,
Al verte se marcho muy colorada.