Hoy te saludo
como si abriese un cajón
lleno de maravillas
tesoros robados del pasado
un guante de fino cuero
aún con la forma de esa mano
tantas veces besada
muerta en la última caricia
sin un saludo final
un guante olvidado
en ese dramático final
de aires llorados
y reproches inventados
quedó abandonado
como si no fuese parte
de esa mano tan besada
quedó solo
con el hueco crispado
sin saludo
ni nada que llevar.