Hoy quisiera hablarte
golpear la mesa y presentarme
suelen llamarme como a la brisa
y alejarme como a una sombra,
en las antitesis que se cuelgan
tras las cortinas sempiternas
y en las subyugadas cuerdas
yacen mis dominios,
suelo separarlo todo
para enseñarte sobre verdaderas uniones,
suelo mostrarte cada detalle
para recordar lo que no importa,
entonces, en el límite en que se cruza
el cielo y la distancia negra,
la lluvia de rimas establecidas
al encuentro
de un cementerio tangible,
se unen en behemente simetría
y su canto trae todo
al momento que
su baile dispersa otro todo
en un mismo movimiento masoquista
que golpea al aire siempre recto
y ofende a la rígida palabra misma
-incapaz de ver su desnudez de sentidos-
asi festejo la fusión
de lo otrora marchito
con un presente sinuoso.
Reconoces tus propios pasos bajo el lodo
y esa hendidura habita la tierra con tu pesadumbre
señala marcas olvidadas
tráficos cortados
y quizá un par de alas quebrajadas,
asi yo te digo
que las plumas vuelan,
la carne muerta,
el hueso se entierra,
pero el vuelo jamás se olvida
y los vientos no terminan con una caída.
Qué es de mi esencia?
me alimento de tus bajas
y te proveo espejismos,
baja y estéril
diplomática entre sombras
elocuente en desdicha
elevada en el lamento,
en silencio camuflo esta salida
trás ese acuerdo invisible
que grita contra mi sangre manchada
y rebate el legado de melancolía.
Asi curvo tu espacio
te alejo un momento de afuera
para poder acercarte un poco dentro
asi tu me amas y odias,
me proteges y me ignoras
pero camino en milagros
citados en el libro de la comprensión
y escritos con la seca pluma de tu espíritu.