Hubo, un precioso capullo
que conquistó un clavel.
Lo besó, con todo su cariño
hasta el álborecer.
Y el lindo capullo... grandioso
de pétalos suaves como linos,
abrazó al clavel bárbaramente
con su sollozo y delirio.
¡..Pobrecíto ese capullo!
¡.. Pero qué amanecer!
¡.. Llora y llora desconsolado
porque vuelve a llover!
Abrazó el capullo al clavel
cargándolo de ternura,
con sus pétalos blancos, suaves
con su tallo regio y hemosúra.
Y el lindo clavel erguido
de suave fineza y fragancia
se dejó abrazar por el capullo
con cortesía y elegancia.
¡Pobrecito ese capullo..
pero.. si está enamorado!
¡Llora y llora en la alborada
porque el clavel está empapado!
Naturaleza...existencia
y.. placidos olores...
Gorjeos sonoros y trinos
del inseparable destino.
Autora
María Luisa López Pisú