Una mañana de verano
salí sola a caminar
con mis pensamientos,
el calor del sol
caí sobre mi rostro,
los árboles me sonreían
y la quietud me llevó
a pensar en ti.
Que de momentos vivimos,
que de palabras intercambiamos,
hoy sé que lo nuestro es solo un recuerdo
aunque tu presencia siga en mi.
El cielo estaba soleado,
nos entregamos todo sin mentir,
yo te amé con toda mi alma,
tú...tú siempre me hiciste feliz;
pero una nube gris empañó nuestro cielo,
las dudas no me dejaban dormir,
era tanto lo que te amaba
que sufría al pensar que no fueras para mi.
Muchas veces discutimos por mis celos,
muchas veces me tratabas de explicar,
que tu amor era como un guerrero,
luchando con mis celos y mi inseguridad.
Poco a poco te fuiste alejando,
yo no supe valorar,
que el tiempo que tú me brindabas
era tan solo porque me llegaste a amar.
Hoy el daño es irreversible,
ya no estás junto a mi,
a veces quisiera hacerme invisible
y llegar a tu cama antes de dormir.
¡Cómo quisiera retroceder el tiempo!
como quisiera volver a sentir,
que era yo todo tu anhelo
y te gustaba estar junto mi.
Son esas dudas las que mataron tu alma,
esos reproches te hicieron infeliz,
hoy yo camino como una solitaria,
sé que nunca volveré a sonreír.
Esos malditos celos
mataron mi vida,
me quedé sin lo más bello
que encontré para mi;
y es que tu amor
fue siempre mi consuelo,
el dulce bálsamo
que me hacía vivir.
Y esta bella mañana de verano,
me invita siempre a recordar,
que hoy ya no caminas a mi lado
y dificilménte volveré a amar.
YOLANDA BARRY.