Mis lágrimas corren por mis mejillas palo rosa,
como ríos dispuestos a todo derrumbar,
para su mala suerte
unos rojos labios en su camino se atraviesan
y acaban con el con gran facilidad
Que triste se ha sentido
al saberse derrotada
que gran agonía la ha inundado
al no poder fingir más;
era difícil cuando no llovía,
era fácil disimular.
Al sentir sus labios húmedos
no supo qué hacer ya
quería no sentir
porque si lo hacía otra vez
Sufriría mucho más
Las lágrimas la inundaban totalmente,
hasta que una capa de agua
sobre su rostro se formó
Sentía la brisa chocar contra sus mejillas
transformando sus lágrimas
en lágrimas de dolor.
Lágrimas congeladas por la fiereza del otoño,
que transformaba el viento en lo que nunca debió
Qué triste fue saber que su sonrisa ya no se veía
que un rostro amargo y melancólico
sobre el de ella se impregnó
y erróneamente, se hospedó sin decir más.