Le pedí a dios volver a verte, durante treinta lunas ofrende mi carne a sus dientes para que pudiera ver el pequeño temblor en tus ojos de nuevo,
Camine sobre la alfombra de la sombra del sol buscándolos con sed entendiendo al viento o tratando de entender al preguntar a donde ir.
Exhale tu nombre cada una de esas noches, volando mi alma de mi cuerpo al arrojarla al sueño, bendecida con el beso de pronunciarle al tiempo de llover.
Más temía al encuentro, mi sangre se cristalizaba al ver tu cara en otro cuerpo,al distinguir tu espalda entre muchedumbres solo para encontrarla sin alas porque no sos tu, mis ojos se querían arrancar al creer ver, pero no, nunca eras, hasta ahora no te he vuelto a ver.
Ahora mi corazón parece muerto, ya no le pido a dios volverte a ver, he descubierto mi carne intacta, y no me fractura el anhelo del temblor en tus ojos,
aun camino por la sombra del sol pero ya no tengo sed, el viento se ha vuelto sordo y es mudo otra vez, sigo sin saber a dónde ir pero ahora ya no quiero estar ahí, mi alma se arroja al sueño sin bendición alguna y solo me echo a dormir.
Ya no temo encontrarte, porque ya no quiero encontrarte.
Veo espaldas sin alas por todas partes, quizás en aquellas ápteras muchedumbres, tu hayas estado ahí.