Quizás nunca en mi vida sentí tanto desequilibrio
desde el día en que la conocí.
O quizás sea la calma que me es extraña,
y yo vivía en un sinfín de revuelos emocionales.
A veces siento que toco el cielo, y al instante me vuelvo suelo.
A veces siento tanto calor que termino muriendo de frio en la mañana.
A veces me siento a reír conmigo mismo y termino consolándome.
A veces, pero muy pocas veces, y otras eternas, me siento en paz.
Si pudiera arrancarme desde adentro ya estaría vacío,
la soledad no sería más que un cuadro en el living
Y las penas la anécdota de mis viejos amigos.
Pero aquí me encuentro en el oscuro, despeinado y desnudo.
A veces, al verla dormir en mi pecho, siento,
como si nunca hubiera sentido,
Y otras veces, al rozar su mano mi mejilla,
no la encuentro, aunque se cuerpo este presente.
Quizás nunca en mi vida sentí tanto desequilibrio
desde el día en que la conocí.
Lemos Maximiliano Daniel
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