Allá, al final de este horizonte palpable,
Aquí, en esta inaccesible cercanía,
Enloquecen risas que lloran,
Llantos que ríen.
Se mudan las plazas detrás de sus prófugas estatuas,
También se marchan las sombras diurnas,
Las nocturnas arrodilladas contemplan este horizonte,
Y la inaccesible cercanía...
Los ecos que aún sobreviven te imitan ¡Inútilmente!
Como la lluvia a tus imperdonables dedos,
La brisa a tu aliento de alma.
LRL
10-7-2016