Estoy sentado
la melodía del cello
lleva mis sentimientos
por adormecidos recuerdos
algunos tan triviales, ya olvidados
como esa vez que tomaste mi mano
para saltar la pequeña charca.
Al venir hacia mi, las miradas fueron una
un instante, preludió el beso
desesperado como un náufrago
al respirar desde la profundidad.
La eternidad del beso
hizo el universo nuevo
y nuestras manos, fueron estrellas
iluminando la nada.
Hasta que el tiempo
fue pasando y los cielos
ya no fueron nuevos
ni estrellas nuestras manos.
Solo ha quedado la mirada
a la espera de otro beso.