Me cubre tal pequeña sensación de disgusto exigiéndole más al atardecer para disfrutar su ocaso, ya que me siento vivo viéndolo morir en tus brazos.
Se dice sólo el amor brinda las llaves al cielo, por eso deseó que el odio no sobreviva más allá de un pensamiento.
Según mi percepción eres cuál sensación de deseo cumplido.
Y... Si tienes alas porque no volar, si tan extenso es el cielo.
Si tienes suños porque no soñar en que son realidad. Si es tan grande tu anheló.
Por cierto tengo la sensación de haber hallado en tu persona el ingrediente secreto del amor, pues conforme trasgrede la humedad mi tela de juicio. Tengo la firme convicción que eres orden en el desorden de mi vida sin artificios sin sacrificio moral.
Según los sofisticados principios de mi ignorancia, es fragancia la risa que emana de tus labios.
Es tu amor lo que siempre pedí. ¡Un regalo del cielo! Y aunque jamás lo perdí, en ti lo encontré. Nací por amor, o quizás por lujuria no sé, por designio del tiempo quizás.
Y en aquella caminata hacia mi infancia tomo la ruta tras mis pies hasta mi niñez, con la sencillez de los tres, de los diez, de los quince, y ni una sola vez, fui feliz como lo soy ahora contigo. Digo, consigo estar en paz conmigo desde ser tu amigos soy testigo del cambio y hoy no concibo tu ausencia pues percibo tu presencia limita los días amargos.
Sin embargo la sensación de insatisfacción que aporta tu poca presencia, embarga las sensaciones de paz.
Más sale de mi control amarte, y despliega sus alas el deseo; recordando, besarte los labios.
Cada ves, otra ves, pienso en esto; que nuestra compleja historia de amor deje estupefacto al restó.