En esta tarde llueve por Santiago,
y viene a mi memoria aquel recuerdo
de nuestro ayer, y en su piedad me pierdo;
pregunto y me respondo: qué pues hago?
Pero no cesa de llover, y en cada
lágrima de este cielo azul, la gota
del tiempo cae por mi aurora rota
y deja sus diluvios, alma helada.
En esta tarde que desciende pena
desde la pupila de Dios Altísimo
como unos Ríos de ese Dios y Mago;
salgo a gritar mi húmeda condena
que moja mis pecados. Oh Santísimo:
En esta tarde llueve por Santiago.
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David John Morales Arriola