Nací y crecí en una ciudad pequeña, enclavada en la altura de la hermosa sierra,
acunada en lo profundo de una quebrada, y que un caudaloso río con sus aguas bañaba.
Al despertar por la mañana, podía observar desde mi pequeña ventana,
al maravilloso sol levantarse desde detrás de las blancas montañas,
Iluminar el cielo azul intenso que nos abovedaba, y alegrar las montañas verdes
Que desde el otro lado a toda nuestra ciudad observaban.
Así era mi mágica ciudad, enclavada en un pedacito de tiempo detenido en la historia,
Por un lado los nevados majestuosos celosos nos cuidaban,
Y por el otro lado, las verdes montañas nuestra vista alegraban,
Como dos manos que la sostienen para que no se caiga
Se juntaban y sostenían a mi hermoso pueblo cual niño pequeño
Y al lado de él, un torrentoso río con sus aguas cristalinas de ensueño.
Las casas de barro, las tejas rojas, no había asfalto.
Los gallos competían en las mañanas para hacer oír su canto.
Los pajarillos alegres revoloteaban en los árboles altos.
La vida bullía por doquier, la naturaleza nos entregaba sus mejores regalos.
Éramos todos felices, sobre todo mis queridos abuelos,
Sembrando papas, maíz, hortalizas, criando gallinas y cerdos.
Los vecinos se saludaban a cada paso, eran tiempos buenos.
Los niños corríamos libres por los campos y prados,
Volábamos cometas, perseguíamos lagartijas, cazábamos sapos.
A veces nos gustaba oír cuentos sobre lugares encantados
De seres que habitaban en los manantiales y parajes desolados.
Pero el tiempo pasa, y no en vano. Se descubrieron riquezas en minerales
en las entrañas de mi querida tierra. Llegaron los mineros, las industrias
Y los contaminantes, y convirtieron mi pequeño pueblo en una infernal miseria.
Donde antes habían árboles, ahora solo hay concreto y acero.
Donde habían animales, ahora solamente hay basura y chatarra oxidadada.
Mis hermosos nevados ya están casi del todo negros,
Y de las hermosas montañas, ya solo queda un triste recuerdo...
Ya no quiero regresar a donde fuera mi hermoso y mágico pueblo.
Hasta la gente que habita allí ya no es la que había en tiempos aquellos.
Ya nadie te saluda, todos viven en un ajetreado y vil infierno
Y no tienen tiempo para observar el hermoso lugar, que fue alguna vez este desierto..