Hoy naufrago en mi propia condena,
Ser transparente ha sido mi desdicha;
Este mundo no conoce el alma humana,
Esta sociedad no sabe de versos, ni melodías.
El alma aflora en su propio caudal
Y los hombres solo quieren destrozarla;
Las leyes del sistema putrefacto
Han condenado al ser a la mente animal.
¡Oh mediocres que critican en silencio!
Siendo que el silencio es la resonancia de la multitud
Y en el bullicio más estruendoso,
Se escucha la alborotada voz de la crueldad.
Eres tú, la miseria humana
Que destruye el amor en su ansiedad;
Eres tú, el ropaje negrecido
Que oculta sin piedad la mezquindad.
Eres tú, el peso del karma
Que la lengua carga por su maldad;
Eres tú, la musa del infierno
Que seduce a los tontos de la humanidad.
No sabes cual condena apropia
A la ingratitud despiadada de tu ser;
Te conozco, eres el demonio,
Que utiliza la lengua de los infelices
Que destruyen sin sentido y con placer.
Mas allá; - detrás del cuerpo,
Yace tu alma infernal;
Mediocres que tanto critican,
Solo hablan de su propio mal.