Yo no quiero ser un muerto grasiento,
ni tampoco un cadáver inexpresivo,
yo quiero parecer que aún vivo,
y no quiero que se oiga ni un lamento.
De qué me voy a quejar,
si antes de subir al cielo,
sin abandonar el suelo,
fuí amado y pude amar.
No conozco a nadie que estuviera
en la gloria del más allá
si, conozco el infierno del más acá.
No me lo creería aunque mis ojos lo viera
pues serían visiones sin más
el infierno existe, se ve aquí y acullá.