Darío Ernesto

Combatiente

Combatiente

Nadie tan justo, hasta la muerte
Anónimo, abrazo de golondrinas
¿Porque mi niño, oh mi niño me dejas?
¡Oh mi hermano llévame en tu gloria¡
Dejar la sangre inocente en el altar de los valientes
¡Oh sacrificio a un dios de metal y acecino¡
Cárgame como un fusil en tus hombros de escarchas
Saber que yaces en la efigie de bronce invencible y rupestre
Llévame en ancas en tu caballo amigo y fiel.
Por amor no correspondido, doblaste las rodillas al cruel disparo de fuego.
¡Oh mi bello!
Terso y juvenil
De miel tus ojos brillaron al desconsuelo
Lloro tu niño recordando a tu madre, te viste débil al amanecer
Con tu pies mojados,
¡Oh mi héroe me haces miserable ¡
¿Y si fueses mi hijo?
Hay de mi muerte en vida, muerto de penas desollado
Del la grieta en mi corazón sin suspiros.
Añorar que ese adolescente, a partido.
¡Qué rebeldía, cuanta insubordinación en este instante tengo¡
Acicalada con versos y desaliento.
Nada hará cambiar mi desconcierto,
Hay este odio a lo violento.
Podrán venir diez mil poemas bellos,
Mas ni un solo de ellos
Ha conmemorado este dolor infinito,
Las calles de España regadas con sangre escarlata de los versos Neruda
Los campos de concentración aniquilando judíos por Hitler
Los miles de torturados y desaparecidos en las dictaduras
A los caídos en las islas Malvinas
A los héroes puntanos cruzando los andes a lomo de mula y peregrinando,
No, no, no han de acallar esta endecha sempiterna.

Autor Dario Ernesto Muñoz Sosa
Argentina 11 de julio de 1985