El amor que te abrigó
y, a mi me lo entregaras
sin recursos magistrales
solo lo que tu alma valorara.
Se fue rodando en la vida
entre cerros y quebradas
pùrificandose en el río
de tan relucientes aguas
El grito de la templanza
rodó en sombra bravía
en un relámpago furioso
ilumino cientos de vidas.
Calma alma y no llores
vuélvete a tu partida
que se despeje de guijarros
esa estrecha y corta avenida.