Como puedo decirte,
que mi cuerpo cansado
y adolorido, no tienen la fuerza
para caminar en este corto camino
que mis pasos son lentos y pausado,
que ya no esta ese animo
para el salto, para el correr como el chita
en la selva tras el venado,
mi corazón se agita,
mi alma se ahoga, mis pulmones ya no
responden al aire que respiro,
el pasar de los años
me miran con cautela
y la sombra que sigue mis pasos
me lleva tomado de la mano,
porque mi bastón viejo y apolillado
ya no me acompaña como en los
primeros años,
cuando aun todavía era un muchacho.
Me preguntas, ¿que si estoy cansado?
mis ojos lo dicen todo, lágrimas escondidas
que brotan, por este cuerpo desahuciado.
Cada ves que puedo me miro al espejo,
y me contesto siempre la misma pregunta,
puchás que estas viejo.
Me vuelvo a mi mecedora,
y tu siempre a mi lado, mi pequeño niño
mi pequeño nieto,
que me tomas de la mano
para que te cuente un cuento
de esos, de esos cuentos de antaño.
Sacas de tu bolsillo tu pañuelo blanco
secas mis lágrimas y preguntas,
estas llorando, ¿porque?,
solo son recuerdos mi niño,
recuerdos de aquellos años
en que junto a los amigos
corríamos tras la pelota
en canchas de tierra y mama,
nos retaba por quedar todos cochinós.
Calladíto le digo al oído
con palabras entre cortadas,
dile a mamí que me de un té
y mis remedios, que ya es hora
de irme a dormir, que descancés
abuelo, mañana, nos volveremos a ver?
claro que si muchacho, claro que si.