En noches quietas
se espera un buen paseante
y fino señor
las horas sin raíces
y los sueños sin ilusión
cumpliendo el trabajo
con una lánguida sonrisa
lágrimas congeladas
abatida por el tiempo
prohibido el llanto
el ama estalla
de tanto dolor
que aprendió a sonreír
Púdranse las lenguas
que se mueven
contra esta faena
ha sido de muerte y escándalo
los placeres vacilantes
de damas de hierro
que quedan en el olvido
siendo que han pagado
por gozo
de un buen placer.