Una mañana de verano
desprendí de mi alma las dudas
salí sola a caminar
vagando por resécos caminos
con mis pensamientos,
prisioneros en la mochila,
el calor del sol
sofocante e impertinente
caía sobre mi rostro,
trémulo por la emoción,
los árboles me sonreían,
me detuvo un soplo de brisa
y la quietud me llevó
en un delirio de ensueño
a pensar en ti.
Que de momentos vivimos,
cuantas ilusiones forjamos,
que de palabras intercambiamos,
¡cuantos silencios vividos!
hoy sé que lo nuestro es solo un recuerdo
oculto en las nubes del tiempo
aunque tu presencia siga en mi.
El cielo estaba soleado,
entre tus brazos me metí
nos entregamos todo sin mentir,
tus besos brotaron en mí,
yo te amé con toda mi alma,
fuiste para mí la luz
tú...tú siempre me hiciste feliz;
eras el pozo que apagaba mi sed,
pero una nube gris empañó nuestro cielo,
un fantasma helado empezó a resurgir
las dudas no me dejaban dormir,
húmeda de llanto mi almohada
era tanto lo que te amaba,
eras para mí el vivir
que sufría al pensar que no fueras para mi.
Muchas veces discutimos por mis celos,
que disfrazába de soledad,
muchas veces me tratabas de explicar,
que yo era para ti lo primero
que tu amor era como un guerrero,
guardián de mis dudas y anhelos
luchando con mis celos y mi inseguridad.
Poco a poco te fuiste alejando,
fui notando tu volar,
yo no supe valorar,
en mi egoísmo no vi
que el tiempo que tú me brindabas
no era porque te sobrara,
era tan solo porque me llegaste a amar.
hoy mis pensamientos no me dejaban dormir.
Hoy el daño es irreversible,
el tiempo es enemigo feroz
ya no estás junto a mi,
ya no escucho en mi oreja tu voz,
a veces quisiera hacerme invisible
cruzar desiertos y valles
y llegar a tu cama antes de dormir.
¡Cómo quisiera retroceder el tiempo!
¡vivir un nuevo amanecer!
como quisiera volver a sentir,
en tus labios el decir
que era yo todo tu anhelo
¡el puerto de tu velero!
y te gustaba estar junto mi.
Son esas dudas las que mataron tu alma,
tan solo falsas brumas,
esos reproches te hicieron infeliz,
y tuve que alejarme de ti,
hoy yo camino como una solitaria,
y tengo en mí una certeza;
sé que nunca volveré a sonreír.
Esos malditos celos
¡infelices traidores!
mataron mi vida,
me alejaron de ti,
me quedé sin lo más bello
perdí el único cielo
que encontré para mi;
Se que lo debo decir
y es que tu amor
fue mi mejor velero,
fue siempre mi consuelo,
la razón de mi sentir,
el dulce bálsamo
que abrasa mis labios,
que me hacía vivir.
Y esta bella mañana de verano,
luchando con mis nostalgias
me invita siempre a recordar,
que ya pasaron los años,
que hoy ya no caminas a mi lado
que no regresan los vientos pasados,
y difícilmente volveré a amar.
Yolanda Barry
M.B.Ibañez.