Santiago Miranda

Lectura en frío

paseábamos por las veredas sin importarnos
demasiado, lo que mirábamos tras el reflejo
de las vitrinas, un brillo nuevo tras la mirada
una preocupación recurrente que me decía
lo que pasa es que usted está vivo
tibio aun sus falanges artritozas
lo que pasa es que su corazón no bombéa
roto solo espanta el flujo articulado
y te callas cuando tu mirada declama
el discurso de los derrotadas y tu
paso te acompaña tembloroso adolorido
y pasa lo que dicen que deba pasar
me entrego como animal herido
al martillo inquisidor
y solo después de su divino permiso 
me permito morir rugiendo
lo que pasa es que el día pasa
sobre nuestros muertos
apisonando todas las hojas de la prima
vera estacionada y los versos riman
a la fuerza; la razón queda agotada
escindida, acabada, postergada
como nosotros después del espasmo
cuando
nos leemos las manos aún tibias
que no duerme y el futuro se disuelve
y luego de cierto tiempo despertamos
así la noche fue omitida del recuerdo