La Tierra, desamparada, llora.
El diablo juega a su antojo,
haciendo de ella un despojo,
sin piedad su alma perfora.
Satanás arranca y devora
los pulmones que riegan la vida,
maldita especie traidora,
mente corrupta y vendida.
Agua sucia, está corrompida,
como ese diablo culpable,
necio, ambicioso y suicida,
pues, el dinero, no es potable.
El cielo se abre al infierno,
contaminación sigue vigente,
no sé si verano o invierno,
caluroso aumenta el gradiente.
Apocalipsis en el planeta,
futuro solo es incertidumbre,
pues ese diablo llamado hombre
a la Tierra no la respeta.