Átame a la cabecera de la cama
con morbo y algo de deseos,
que no pueda soltar las amarras
solo entregado en la curva de tus senos.
Logra que fantasee entre tus muslos
pero quédate a la madrugada para verte sin máscara,
sorpréndeme con alguna bobería en silencio,
acurrúcame lo más cerca de tu alma.
Siéntete como una niña en su columpio
a un salto del cielo o de la tierra,
corta tus cuerdas y cáete sin rumbo,
seguro morirás en las fronteras
de mis delirios con tu erótica tristeza.
Quiéreme al soñar enredado a tus piernas,
yo te pintaré con palabras en la vereda;
fumo ese humo que se cruza con el tuyo,
consumimos la mañana riendo en crudo de desnudos.
Cántame y que me aten tus cuerdas vocales,
esclavos de la melancolía que rayamos en instrumentales,
marcas de pasión en mis corto-metrajes
por tu película haciéndonos actores principales.
No me sueltes si te irás; prefiero el claustro
antes que tu nombre sea el que brindamos en el antro,
prefiero tus manos como un puñal clavando
cerca de mi cuello hasta dejarlo bañado.
Obsesiónate con mis muñecas irritadas
sin amarrar las penas en la charla,
si todo se irá al soltarlas…
cuando te vayas de un beso y sin cobrarlas.