Mi primavera convertirá tu invierno en rosas,
de esas que provocas
con tus alardes.
Tu otoño será mi sangre por la tarde,
de esa que arde
cuando tu mirada quema.
Mi verano será la vida de calor plena,
de esa que envenena
la maldad que ya se fue.
Convirtamos tu anuario
en una sola estación,
de pasión,
futuro equinoccial
y monoestacionario.